miércoles, 18 de enero de 2012

El Caura



Nos levantamos bien temprano, era un viaje largo que queríamos hacer desde hace ya bastante tiempo. Son pocos los amigos que se animan pegarse un viaje hasta Bolívar, así que decidimos reunirnos y planificar todo con tiempo. Hace años estuvimos navegando las aguas del bajo Caura en kayak, pero aún no conocíamos el Salto Pará y la curiosidad nos comía las entrañas. Amantes de la adrenalina. Nos encantan ver los ríos y su fluir, nos cautivan las cascadas, ese poder que derraman, esa energía derrochada, nos deja mudas. Teníamos años queriendo ir juntas. Así que empacamos, ¿cámara y pasaporte en mano? listo, ¡vámonos!.





Uno no sabe lo cansón que es navegar en kayak hasta que lo hace. Muertas y sin sentir la mitad de nuestros brazos decidimos sentarnos a pensar y contemplar la vista. Ver caer el sol sobre el horizonte, el cielo se pinta de azul, morado, rosado, amarillo... se ve clara la belleza venezolana. La gente de otros campamentos se va uniendo, dejándose cautivar por el paisaje.

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